martes, 28 de junio de 2011

Lucro en Universidades

Entrevista al Padre Fernando Montes. Rector de la Universidad Alberto Hurtado hecha en la revista Que Pasa por el periodista Pablo Ramirez...
Hay silencio en los alrededores de la sede central de la Universidad Alberto Hurtado, donde el sacerdote Fernando Montes tiene su amplia y ascética oficina de rector. A media cuadra, en la esquina de Almirante Barroso y Alameda, ya se respira la tensión de los bordes de la marcha de los estudiantes del jueves 16 de junio, cuando universitarios, secundarios, profesores y hasta algunos rectores hicieron la mayor demostración de fuerza organizada vista en las últimas dos décadas.
Entre las muchas consignas esparcidas ese mediodía, una destacó por sobre todas: "¡Fin al lucro!". Es un grito que parece dirigido exclusivamente a la educación privada y a los intersticios legales que ha encontrado para producir ganancias pese a las restricciones regulativas. Pero Montes, sacerdote jesuita de larga experiencia en las salas de clases, predicador escogido por parte de la elite de Santiago, dirige ese susurro de voz con que hace digeribles ideas grandes y palabras duras para elaborar un novedoso "yo acuso". Cuando hablamos de lucro, dice, estamos hablando de harto más de lo que a primera vista se cree.
"Si hablamos de lucro hay que ser honestos", dice. "Una institución comercial puede tener un fin primario de lucro y se juzgarán sus resultados al final de año viendo si las cifras son azules o rojas. Una universidad o un colegio no pueden tener como fin primario el lucro, pues no son instituciones comerciales y deben ser evaluados  por la calidad de su servicio educativo".
- ¿Eso en todos los niveles?
- En todos los niveles: una institución que se preocupa de la formación de personas no puede tener como fin primario el lucro, sino la calidad del servicio, y debe ponérsele parámetros y exigencias educacionales. Pero en esto pido finura. El diccionario define el lucro como una ganancia o provecho que se saca de algo. Como decíamos, una institución comercial puede tener un fin primario de lucro y una universidad no. Sin embargo, debo reconocer que es lógico que un profesor reciba un sueldo por su trabajo, y esto técnicamente es lucrar. Por eso es necesario precisar de qué estamos hablando.
- Pero cuando se escribe "no al lucro" en las pancartas la condena es al bulto...
- Claro, pero todas las instituciones tienen más de un objetivo. Por ejemplo, puede ser que se reúnan cuatro o cinco profesores que juntan todos los ahorros de su vida y forman un colegio que les va a permitir ganar una cantidad de dinero para su vejez. Si ese colegio cumple bien su fin primario que es educar, y yo le pongo parámetros de exigencia educacional,  me parece aceptable que obtengan un beneficio con eso, como fin secundario del colegio.
- ¿Cómo hacer las distinciones, entonces?
- Hay que ser precisos en la ley, poner límites y transparentar. El límite fundamental es no dañar la calidad académica. Además, tiene que haber instancias claras de control. Las ganancias lucrativas tienen que pagar todos sus impuestos.
- ¿Qué está pasando hoy día?
- Bueno, hoy se dice que las universidades no pueden tener fines de lucro, pero no se define exactamente qué se quiere decir con eso y no hay ninguna instancia actualmente que verifique y corrija si eso se cumple. Es lo peor que puede pasar en un país: que haya una ley que es sistemáticamente burlada por la misma autoridad.
"Lo que le pido a la Católica y a la Chile, y a todas las universidades es que nos atrevamos a transparentar estos pingües negocios. Son hechos con todas las apariencias legales de instituciones sin fines de lucro, pero aprovechan el nombre y el prestigio de las universidades, y se convierten en un negocio interno de los profesores".
- Algo bien chileno, en todo caso.
- Muy chileno, y peor aún. No basta con impedir el fin de lucro. Hay que ir más allá porque todas las universidades tienen actividades lucrativas y es el reino de la oscuridad chilena, donde generamos fundaciones internas a las universidades que se convierten en pingües negocios de los profesores. Esto incluidas las estatales.
- ¿Como en qué casos?
- Yo no digo que sea malo, pero quiero transparencia total en todas las Empresas UC, en todas las fundaciones de la Universidad de Chile, como por ejemplo la Fundación de la Facultad de Economía y Negocios. El Hospital Clínico de la Católica es en parte propiedad de los profesores y es un excelente negocio. Yo no tengo inconveniente en que ellos pongan sus ahorros ahí, pero tiene que haber perfecta transparencia en una institución que no tiene fin de lucro y que no es bueno que otros lucren a su sombra. Que me expliquen por qué fue tomado preso el rector de la Universidad de Santiago por  consultorías pagadas en el Registro Civil.
- Y uno se pregunta qué hace una universidad realizando estudios para el Registro Civil...
- Me parece bien que una universidad sirva a la comunidad, siempre que las ganancias sean para ella. Pero se generan instituciones internas donde la universidad no lucra, porque el negocio lo hicieron los profesores y se quedan con la plata. Son sobresueldos, en definitiva.
- ¿Usted pide que eso no exista?
- No, lo que le pido a la Católica y a la Chile, y a todas las universidades es que nos atrevamos a transparentar estos pingües negocios. Son hechos con todas las apariencias legales de instituciones sin fines de lucro, pero aprovechan el nombre y el prestigio de las universidades, y se convierten en un negocio interno de los profesores.
- ¿Y no critica el lucro que se hacen algunas universidades privadas a través de las inmobiliarias?
- Por supuesto que sí, pero lo que digo es que eso no es lo único. Yo no estoy señalando con el dedo, no estoy condenando, sólo estoy pidiendo transparencia para todos por igual. Hay situaciones complicadas en la justicia, como el informe del Dictuc para el caso Kodama, problemas en los sobresueldos del Ministerio de Obras Públicas. No acuso, pido transparencia.
- ¿Y eso pasa sólo en la UC y la U?
- No, pasa en la mayoría de las universidades. Hay un submundo del lucro que se oculta, y  que me encantaría que  el rector de la Universidad de Chile, por su autoridad, denunciara.  Él que además acusa, no sin razón, a las universidades privadas por sus actividades lucrativas sin establecer las debidas diferencias. Debe haber transparencia total, incluyendo a las universidades estatales, que tienen investigación pagada por agencias externas. ¿Esas ganancias van a la universidad, que paga los sueldos, o son negocios de los profesores usando el prestigio de la universidad?
- ¿Usted qué cree?
- Le aseguro que el noventa por ciento de esas actividades, que son multimillonarias, va en parte importante a sobresueldos de los profesores. ¡Transparencia, transparencia!
- Ahora, la Universidad Alberto Hurtado, que usted encabeza, también hace estudios...
- Así es. Nosotros hicimos la Encuesta Casen, para Mideplan, por muchos millones de pesos. El ministerio nos paga y todo lo que sobra después de los costos entra a la universidad.
- ¿No va plata para los profesores o investigadores?
- Sólo para los investigadores externos, a los que se les paga. En algunos casos he debido intervenir para que haya más transparencia y control. Nosotros no tenemos empresas lucrativas al interior de la universidad. No creo que haya fraude, pero yo quisiera transparencia total, incluida mi universidad, para que hablemos mirándonos a los ojos.
"¡Si a mí me dieran el dinero que le dan a la Chile o a la Católica, yo las haría zumbar! Tal vez podría hacer igual o mejor investigación. Comparemos peras con peras, porque si no es injusto. No pueden decir que ellos sí hacen investigación. ¡Si les dan la plata para que la hagan!".
- ¿Y hay universidades que tienen el lucro como fin primario?
-Se compran y se venden en el mercado y esto es delicado, por decir lo menos. Es importante, por lealtad, reconocer que algunas de ellas que tienen fin de lucro están prestando un servicio real. Han ayudado a resolver el problema de la cobertura y de integración social. El que se transen a mí me parece muy distorsionante.
- La crítica que se hace es que muchas de esas universidades finalmente engañan a sus alumnos, ofreciendo títulos que valen muy poco y por los que tienen que pagar mucho...
- ¡Cuidado con eso! La Universidad Diego Portales no engaña -para no nombrar a la Alberto Hurtado-, tiene mejor acreditación y es mejor que muchas de las universidades del Consejo de Rectores, que tienen más baja acreditación. Cuidado con la simplificación y la generalización. Ha habido universidades estatales que han hecho fraudes. Corrijamos los abusos donde estén. No nos tiremos piedras hipócritamente.
- ¿Qué tipo de regulación se requiere?
- Lo que echo de menos es una superintendencia que realmente regule y controle. Hoy día el sistema  está desregulado totalmente, incluyendo el problema de las investigaciones que hacen las universidades "sin fines de lucro". Se necesita una autoridad que no sólo mire a las universidades privadas, sino también a las estatales. De hecho, la autonomía de los profesores permite que muchas de esas universidades estatales se comporten como privadas, sin que la autoridad tenga la posibilidad de dar políticas y controlar. En la calle de mi universidad, hay una sede de la Universidad Arturo Prat creada por el Estado para pensar el Norte de Chile. ¿Qué hace acá en Santiago? El Estado no puede controlar esas anomalías. Tiene que darles razonables fondos y ponerles metas y finalmente crear organismos razonables de control.
- ¿Es responsabilidad del Estado, entonces?
- Por supuesto, porque en Chile el Estado no propone ni controla las políticas educacionales. Pongamos el caso de la UMCE. La ministra Aylwin alguna vez dijo que debía volver a la Chile, pero los profesores dijeron que no. ¿Y qué pasó? Ahora la Chile está abriendo un área pedagógica. ¡Y el Estado ya tiene una universidad completa dedicada a la pedagogía! ¿Dónde está la lógica?
- ¿Qué le parece cuando ve a rectores de universidades estatales marchando junto a los estudiantes y pidiendo fin al lucro?
- Me parece ambiguo. Hay demandas muy justas de los estudiantes, pero no defienden por igual a todo el estudiantado y sobre todo a los más pobres. Yo pediría a los rectores de universidades estatales que por su rol frente al bien común, precisamente por ser estatales, nos defendieran a todos los que tratamos de hacer las cosas bien. Les creería más si no nos excluyeran del Consejo de Rectores y defendieran a nuestros alumnos más pobres con toda su inteligencia y su poder. Que los defiendan de los abusos y la mala calidad en las privadas y también en las universidades del Consejo.
- La otra crítica es que las universidades estatales no sólo enseñan, sino que también investigan...
- ¡Si a mí me dieran el dinero que le dan a la Chile o a la Católica, yo las haría zumbar! Tal vez podría hacer igual o  mejor investigación. Comparemos peras con peras, porque si no es injusto. No pueden decir que ellos sí hacen investigación. ¡Si les dan la plata para que la hagan! La Chile invierte en investigación lo que el Estado le da. La Católica recibe una cantidad enorme de millones de dólares al año. Yo celebro eso, debe ser así, pero no usen ese privilegio para desacreditar a los que a pesar de todo hacemos alguna investigación.
- Las tiene entre ceja y ceja...
- No, yo quiero que quede muy claro: me gustaría que tanto la Católica como la Chile estén cada día mejor, soy un defensor de las universidades del Estado, pero hay que tener la visión de conjunto: hay que tener transparencia total, los mismos controles para todos.

martes, 21 de junio de 2011

Felipe Berríos: "Soy un cura feliz, por mucho que a algunos les moleste"

"Soy un cura feliz, por mucho que a algunos les moleste"



Entrevista de Paula Escobar Chavarría.

Vive con poca electricidad y sin agua potable, le llaman "père Philippe" y ya construyó una obra impresionante en el centro de Burundi: Kibimba, una Granja-Escuela para los más pobres, inspirada en Infocap, que inaugurará en septiembre. Además, acaba de ser nombrado director nacional de Burundi del Servicio Jesuita de Refugiados. A un año de su partida, recibió a revista "Sábado" por una semana para contar su nueva vida africana, sus reflexiones sobre Chile, y responder con su estilo directo a críticas y rumores.
1 La soledad de Kiriri
-¿Qué edad tiene? -le pregunta a Stephanie, una señora enjuta, a pie pelado, pero arropada con su clásica tela africana, digna, que está parada al lado del padre Berríos en la puerta de su casa en Giterani centro de Burundi.
-No sé -contesta.
Hace calor de mediodía, hace sol furioso, mosquitos, olor a podredumbre. Stephanie es viuda, y una de las receptoras de ayuda del Servicio Jesuita de Refugiados donde trabaja el padre Berríos (JRS, por su sigla, y la pronuncian "yerés"). Esta casa es de adobe, pero de las mismas medidas de las mediaguas chilenas. Le ayudaron a construir la casa y le dieron una cabra. Hace pasar al padre y a los monitores. No tiene ningún mueble, pero una foto plastificada de su primera comunión encabeza su muralla, y un rosario.
Luego recuerda que tiene "cuarenta y algo".
Se ve de 70.
"Con esta ayuda ha logrado sobrevivir, algo muy difícil para cualquiera aquí, pero especialmente para una viuda"-dice el padre Berríos.
Luego, un camino intenso y eterno nos lleva de vuelta a su casa, en Bujumbura, la capital. Horas y horas en un jeep que no evita los saltos, las curvas, los tacos, por calles de arcilla naranja y con el verde furioso de la estación post lluvia, con niños a pie pelado, con ropas sucias. Niños que cuidan niños. Niños que sonríen mientras gritan mzungo (blanco) con ilusión de ser saludados. Niños que dan manos tímidas y húmedas; con ojos negros, sonrisas desarmantes. Niños que duermen con las cabras, que comen una vez al día, que juegan con pelotas de futbol hechas a partir de condones regalados por ONG, que duermen plácidos en las espaldas exhaustas de sus madres, con un hijo más en cada mano y un pedazo gigante de leña en la cabeza, caminando erguidas a buscar agua. Niños que no conocen los dulces, la televisión, los juguetes, los zapatos. Niños que trabajan en los campos, que no pueden ser adolescentes, que duermen apiñados en un suelo de tierra, en casas o chozas oscuras y sin ventilación. No piden limosna ni plata ni nada. Sólo quieren que les saquen una foto. Ríen de buena gana cuando se ven y en kirundi dicen: "¡soy yo, soy yo!!!".
Finalmente, tras varias horas de camino zigzagueantes, llenos de peligros, con autos que manejan en medio de las dos pistas, sin pavimento ni luz, llegamos de vuelta a Kiriri, el barrio de Bujumbura donde vive hoy el padre jesuita chileno. La noche es prematura, húmeda, verde y marcada por el ruido de los innumerables insectos, que apenas cae el sol invitan a desplegar los mosquiteros en las camas, algo imprescindible en un país que no ha erradicado la malaria, y al que para entrar hay que ponerse siete vacunas. En un cerro "aplanado" a la fuerza, que mira a la ciudad y al lago Tanganica, está el centro religioso Burundí de paredes de piedra, donde el padre Berríos llegó desde Chile hace justo hace un año, con su mochila verde al hombro y sin un plan establecido, salvo continuar su labor misionera en África en el Servicio Jesuita de Refugiados de la zona de los Grandes Lagos (Ruanda, Congo y Burundi). Todo, bajo la batuta de su amigo y sacerdote jesuita, Tony Calleja, maltés, pero chileno de corazón: es muy querido y respetado tras sus casi tres décadas en Chile.
Su pieza aquí, al igual que la de Calleja y los demás sacerdotes y religiosas que vienen a retiro, es de escasos metros. Lo justo para una cama de una plaza, mosquitero que nunca usa, velador tapado de cables, linternas, remedios para el dolor de espalda que le dio mientras construía en Kibimba, papeles varios que se desbordan. Frente a su cama, un armario de madera contiene lo que se trajo de Chile en su mochila verde (cuatro camisas, cinco calzoncillos, tres calcetines, anteojos largavista, radio a pilas, brújula, pegafix, un diccionario francés, la Biblia...y poco más), más linternas, herramientas, un pesebre hecho a mano, y, en las puertas del armario, unas 12 fotos de gran tamaño, de las personas que más quiere, partiendo por una de sus padres cuando se casaron, y 50 años después. No tiene WC -los baños son comunes- pero sí ducha y lavatorio. Como la electricidad y el agua -que, en todo caso, nunca es potable ni caliente - se cortan a cada momento, él se construyó un insólito artefacto que junta agua en un balde gigante, y luego la traspasa a su ducha, entibiada.
Vive con dos curas burundeses, un cura belga, y su amigo Tony, además de burundeses novicios de jesuitas. "Podría decirse que estoy 'de allegado'. Eso ha sido duro, estar como de paso, no puedo decir que tengo mi casa, mi comunidad, no puedo recibir a nadie. Pero bueno, espero en septiembre ya estar viviendo en la Granja Escuela de Kibimba, porque las obras están muy avanzadas gracias al aporte que me han dado muchos chilenos", adelanta con entusiasmo.
Se levanta muy temprano. Duchado y vestido con un overol azul que se trajo de Chile, antes de las 6 de la mañana se "roba" un café burundés -excelente- y un plátano enano del comedor común y parte a su oficina, frente a su pieza, o a terreno. Si el almuerzo lo pilla en los campos, pasa de largo o se come lo que le ofrezcan en la parroquia del lugar. Si está en Bujumbura, a las 12 y media come con los demás curas, casi siempre verduras, arroz, porotos.
En las tardes, cuando no está en las obras (que implica desplazamientos difíciles y por varios días, debido a lo difícil que es moverse aquí), revisa todos los detalles de la Granja de Kibimba, donde ha supervisado y dibujado desde los planos hasta el último detalle. Cuando cae el sol, a las 6, todo se acaba y muchas veces la luz eléctrica también. Media hora más tarde se toma una sopa con Tony Calleja, la que un cocinero les hace con especial cariño y con quien Felipe habla en swahili.
Sólo quedan el silencio y la oscuridad africanas.
"Es bastante sola la vida que tengo. Pero me gusta. Me entretengo, pienso, no me angustia para nada la soledad. Es una vida distinta, otro ritmo", dice a Sábado.
-Llegó sin nada, incluso sin hablar ni kirundi ni francés, las dos lenguas de acá. ¿Cómo fue partir de cero?
-Yo tenía claro que era bueno irse, porque acá me necesitaban más. Y porque no podía dejar que el Techo fuera el dueño mío o creerme la fama que tenía en Chile. Ahí ya uno la embarra. Y además vine a continuar mi proyecto de vida. Aunque en Chile hay gente pobre, aquí están los más pobres de los pobres. Pero igual es fuerte irse y hay un desagarro. No poderte comunicar, por ejemplo, o después entender y no poder hablar, no poder movilizarte, depender de otros en lo más básico o lo más complejo. Es como volver a ser niño, una vulnerabilidad que te hace remirar tu vida y agarrarte de lo más esencial. Es una experiencia súper fundante. Seríamos tan distintos los curas si todos pasáramos por esta experiencia al menos un año: no predicar, sino escuchar a los demás. Uno comprende a tantos pobres que no tienen palabra ni opinión y que nadie les consulta.
-¿Lo mejor de su vida acá?
-Constatar que el Evangelio fue escrito para y desde los pobres, y por eso me vine. Acá están los más excluidos de los excluidos: caminan kilómetros a pie pelado y luchan todo el día por agua, leña, comida, y se acuestan sin saber si van a amanecer. En la sociedad moderna nos han convencido que la vida es un derecho, pero es un regalo. O sea, amanecer sano, sin que nada te haya mordido o picado, y sin ninguna enfermedad, es un milagro. Tener un hijo, comer, tomar agua... toda la vida es un regalo. Debemos recordar eso -dice, sentado en su oficina-taller-garaje, que en realidad son dos escritorios tan atiborrados que casi no dejan espacio para nadie más.
En uno, una máquina para cortar madera, y cientos de herramientas de todo tipo. En el otro, su mini computador, y una pantalla más grande que le envió su hermano Andrés para que pudiera dibujar los planos de Kibimba sin tanto esfuerzo a la vista. Tazones de café y té sin lavar, papeles, fotos del antiguo General jesuita, el padre Arrupe, y una imagen de la Virgen, cosas de oficina... Y todo tipo de cachivaches. Un caos que, además, está rodeado de objetos burundeses populares que ha ido recolectando para un pequeño museo: un panal de abejas, una mini canoa llena de polvo...
Pronto tendrá que hacer una mudanza doble. Primero dejará esta oficina y se instalará en la de JRS, cerca de aquí, pues lo han nombrado recién Director Nacional Burundi del Servicio Jesuita de Refugiados. Tendrá que hacerse cargo de la ayuda a la reinserción de los refugiados que han retornado. Con ellos hay un trabajo fuerte en terreno, para mostrarles cómo evitar su principal miedo y mal: el hambre. ¿Cómo? Enseñándoles cómo cultivar la tierra y criar ganado, en este caso, las cabras. Con cultivos y ganado, tienen el pan asegurado y un bien vendible en caso de necesidad. Eso acá es un cambio dramático: es pasar de gastar todo el día en apenas sobrevivir, a poder vivir y hacer planes, tener futuro. Porque el camino hacia la educación, el progreso, la salud, la cultura, no se puede hacer con el estómago vacío.
Su jefe, el padre Calleja, con tesón, pasión y coraje, ha ayudado a miles de familias en los siete años que lleva acá. JRS es, además, una obra emblemática para los jesuitas, pues fue creada por el padre Arrupe en 1980, tras un viaje a Tailandia donde quedó conmovido por la miseria de los que pierden su hogar. Hoy están presentes en 50 países, ayudando tanto a los refugiados que viven en campamentos como a los que retornan a sus países. Acompañar, servir y defender es su triple lema.
A través de distintas iniciativas les devuelven la vida "normal" que tantas guerras les han arrebatado. En esa línea está Kibimba. "La granja-escuela ha sido la pasión de Felipe aquí. Ha trabajado sin tregua", dice Calleja en su despacho. Cuenta que conoció a Berríos cuando era novicio y le hizo clases. La afinidad fue instantánea (ambos trabajaron en Infocap, la universidad del Trabajador de los jesuitas), y la amistad también. Años más tarde, la vida los reencontró en Bujumbura, donde ahora están sentados almorzando con todo el equipo de JRS. Desde el que cocina hasta el jefe; desde Alberto, el joven y vital abogado español, hasta el que limpia. Todos, cada día, comparten esta misma mesa. Hoy: Lenga lenga (un tipo de acelga delicioso) y tomates de este mismo jardín, huevos duros, porotos, paltas gigantes. El padre Tony agradece en francés por los alimentos que recibiremos, reza, y luego, a comer. Una de las cocineras habla en swahili con Felipe, y se ríe a carcajadas. Pregunto por qué: "se sorprenden de que un mzungo (blanco) les hable", contesta Berríos.
"¿Por qué Felipe para este cargo? Porque quiere a los pobres. Por su experiencia. Porque lo aprecio mucho. Es creativo, tiene ojo, calidez, toma en cuenta a la gente. Entra tanto con el rico como con el pobre, le importa un bledo la formalidad. ! Y es porfiado como yo! Sin eso, acá no sales adelante. Sé que estos proyectos van a crecer con él", explica el padre Calleja sobre el nuevo cargo del padre Berríos.
2 Huellas de balas
Llegar a Burundi es complejo: tras 50 horas de vuelo mínimas, ya sea por Europa o por Sudáfrica, se llega a un país pobre, peligroso, viviendo en las huellas de una guerra civil sangrienta, donde el promedio de vida es poco más de 50 años. Hay debilidad institucional: por ejemplo, no es claro dónde se obtiene la visa ni cómo, y se corre el riesgo de llegar allá sin ella y no poder entrar... Luego están las enfermedades (polio, tifus, hepatitis, malaria....entre muchas otras), la falta de salud de mínima calidad (hay 0.03 doctores por cada mil habitantes), la violencia, y las distancias, que se agravan por los malos y caminos. Por eso, acceder al padre Berríos es difícil. Está desconectado y no ha recibido visitas de Chile, salvo un sacerdote amigo que estaba en Europa y pasó a verlo.
Hay huellas de bala en esta casa de retiro y en Burundi han matado sacerdotes jesuitas (hay una foto de uno de ellos en una sala). Incluso, hace poco a él y a Calleja los asaltaron mientras manejaban. Pero él le baja el tenor al peligro.
"Creo que era mucho más peligroso estar en Chile y escribir artículos como la "cota mil"- dice riendo. "Desde que los jesuitas sacamos el año 74 el decreto de estar al Servicio de la Fe y la Promoción de la Justicia que esa misma Fe implica, hemos tenido casi 48 jesuitas asesinados en Latinoamérica. O sea que es mucho más peligroso vivir en Latinoamérica y hablar de la justicia que estar acá...Allá yo era mucho más atacado por algunas personas".
-De hecho, por sus declaraciones al partir, algunos lo aplaudieron pero otros lo acusaron de arrogante y juzgador con la propia Iglesia.
-Le pido perdón a la gente que se sintió ofendida, no fue mi intención. Pero hay que desterrar eso de que la ropa sucia se lava en casa o el argumento de que para cuidar la unidad hay que tapar cosas o no decirlas por su nombre. Eso le ha traído un perjuicio tremendo a la Iglesia y hay que rescatar un derecho de todos los fieles, incluidos los sacerdotes, de opinar de aquellas materias que son definidas por la misma Iglesia como opinables. La obediencia no nos debe hacer mudos. La Iglesia tiene que mostrar esa madurez de no sólo aceptar, sino incentivar, que haya diversidad en temas discutibles.
"Ahora, me gustaría aclarar: jamás dije que una persona por ser del Opus Dei no podía ser obispo. Sería una estupidez pensar así. Hay gente muy buena en el Opus Dei. Tampoco dije que por haber trabajado en el gobierno militar, no podía ser Arzobispo. Lo aclaro: no creo que haya sido un pecado trabajar en el gobierno militar y respeto y soy cercano de gente que trabajó en él. Lo que sí dije es que monseñor González había trabajado en una oficina que se dedicaba al espionaje a la Iglesia Católica, y de eso hay constancia de quejas de obispos de la época, y me parecía que ese perfil no iba a contribuir a la unidad de la Iglesia. Si lo que yo dije no es verdad, díganme, y pido perdón y me corrijo. Pero no me ataquen o descalifiquen, sino que contra argumenten los hechos que señalé. Eso no pasó.
-¿Y sobre sus críticas al Papa Juan Pablo II?
-No soy quien para criticarlo, todos conocemos las enormes cualidades del Papa Juan Pablo II. Mi punto de vista era que no había enfrentado a tiempo y con fuerza -como sí lo ha hecho este Papa- los casos de abusos sexuales, en especial de Maciel. Y siento que en su Papado se volvió a sacralizar la figura del sacerdote, que el Concilio Vaticano II había puesto al servicio del pueblo católico y no sobre él. Y, por último, siendo latinoamericano, me entristece que en su Papado se haya truncado una teología viva y pujante como era la teología latinoamericana. Que al ser una teología nueva, más todavía en un continente conflictivo y con tremendas desigualdades sociales, tuvo excesos y se ideologizó, es verdad. Debieron haberse corregido los excesos, pero aprovechar todo lo bueno que ella tenía, como fue su vitalidad, las comunidades de base, la participación de los laicos, la cercanía a los pobres como prioridad, obispos pastores, todas cosas que hoy día añoramos. Pero es una opinión, que otros pueden compartir o no, no una crítica a su figura.
-El obispo Bacarreza lo acusó de hacer un magisterio paralelo.
-La Iglesia no es una dictadura ni una secta. Tiene un derecho canónico y en ciertas materias nos da a los sacerdotes y laicos derecho a opinar. Y justamente el cariño y la lealtad hacia mi Iglesia me obligan a dar mi parecer, a pesar de los costos que he pagado. Distinto sería si con mis dichos me pusiera por sobre la doctrina que ya está definida por el magisterio. No es el caso. Siento tanto las declaraciones en contra mía, tan virulentas y rápidas, de este Obispo, que no se condicen con su forma de reaccionar frente al caso Karadima. Me parece que es, como dijo Jesús, "colar el mosquito y tragarse el camello".
-Una encuesta de Giropaís lo situó como el sacerdote chileno más creíble.
-¡Pucha que está mal la Iglesia chilena! -dice riendo -. Yo soy un producto 100% de la Iglesia chilena. Si soy creíble, es porque los chilenos están añorando esa Iglesia chilena mayoritariamente diocesana, sencilla, no juzgadora y portadora de una buena noticia para todos. Hoy tenemos una oportunidad de volver a ella.
Golpean la puerta de la sala. "Père Philippe", le dicen en francés. Dos monjas que trabajan en la obra de la madre Teresa de Calcuta necesitan confesarse con un sacerdote que hable inglés. Les dice "of course" y las lleva a otra sala.
3 Rumores: "No tengo miedo"
Con café burundés y unas galletas Tritón que tiene guardadas en su escritorio para "grandes ocasiones", la conversación continúa.
-De los rumores sobre su partida, ¿cuál le dio más rabia?
-Escuché cosas insólitas: que tenía un hijo, una amante, que me había robado plata del Techo, que estaba metido con los narcos y me tenían amenazado... Es decepcionante la pequeñez humana, de gente que se da vuelta en su mismo círculo, repartiendo rumores como ése. Intuyo el origen de esta bajeza... pero no he querido averiguar más, no vale la pena.
-¿Por qué no le interesa saber quiénes están detrás?
-Porque son rumores falsos, y la gente que los reparte, cobarde. Porque si piensan que es verdad, me deberían enfrentar y denunciarme a la justica o la Iglesia, lo que no ha pasado nunca, en mis 22 años de cura. Y si no tienen base, debieran dejarse de repartir irresponsablemente falsedades. Eso en el caso mío o de cualquier persona, sea sacerdote o no.
-Ahora circula el rumor de que se prepara un reportaje de televisión sobre varios curas, donde se diría que usted tiene hijos...
-Desde aquí, a pesar de lo desconectado que estoy, percibo una verdadera caza de brujas contra los curas en Chile. Pero no tengo miedo, porque no tengo nada que ocultar. Y quiero decirlo claramente: no soy traficante, ni he robado plata, ni soy comunista, ni tengo amantes ni hijos. Soy un sacerdote feliz, por mucho que a algunos eso les dé rabia. Los sacerdotes hoy, en todo el mundo, estamos pagando injustamente los platos rotos de delitos de otros sacerdotes y de cierta indolencia de la Iglesia. Pero también son unos abusadores quienes esparcen rumores sobre sacerdotes sin dar la cara ni hacerse responsables de ellos.
"La investigación periodística seria me parece muy relevante, debe tener toda la libertad para hacer su trabajo, y ha tenido un rol clave en destapar el tema de Karadima y otros: hicieron lo que la Iglesia por años no fue capaz de destapar. Ahora, eso no les da derecho a juzgar de antemano o estigmatizar a los curas, o pedirles pruebas de inocencia, cuando ellos lo que tienen que hacer es mostrar las pruebas de culpabilidad".
-¿Cómo ha visto el papel de monseñor Ezatti al enfrentar los casos de abusos sexuales de sacerdotes?
-Me deja muy contento que lo hayan nombrado, pues se ve un arzobispo de Santiago que hasta el momento no ha eludido los temas. Lo está haciendo muy bien y creo que su actitud de verdad, transparencia y solidaridad con las víctimas, rescata la fuerza histórica de la Iglesia chilena, que por más que esté viviendo un momento difícil, sobrevivirá, porque es la Iglesia del padre Hurtado, del cardenal Silva Henríquez, del padre Gumucio, de monseñor Ignacio Ortúzar, del padre Renato Poblete, el padre Guarda, monseñor Baeza, el padre Aldunate y de tantos otros sacerdotes y laicos chilenos ejemplares como ellos, que hacen carne el mensaje de Jesús.
- ¿Cómo ha visto el impacto del caso Karadima?
-Pienso que ya no vale la pena hablar de Karadima ni enrabiarse más con él, porque el Vaticano ya lo dijo todo y él vive su propio infierno. Me parecen muy bien las medidas que han tomado de reconocer y apoyar a las víctimas, y sobre todo de prevención. Pero eso no basta. Es importante que aquí se revise un modelo pastoral con poca participación y secretismo que ha permitido y promovido a personajes como él. Debemos volver a mirar el Concilio Vaticano II y su modelo: abrirse más a la gente y no sacralizar la figura del cura como autoridad máxima. Los curas debemos mostrar con nuestras acciones que nos jugamos a concho por el Dios de Jesucristo, si no, ¡no estamos creyendo en él! Así de simple. Creo que a veces los curas hemos idolatrado la doctrina, la institución, y no al Dios de Jesucristo, que sacrifica hasta a su Hijo para salvarnos a todos y no sólo a algunos...Tenemos que mostrar coherencia con su figura: él se vistió como la gente común, hablo un lenguaje sencillo, se puso en el lado de los excluidos; ese es el modelo de sacerdote que nos propone y que yo intento -con todas mis limitaciones- seguir. Si nos acercamos a eso tendremos las iglesias repletas. Pero cuando nos transformamos en inspectores de colegio, como con una supremacía moral, vigilando la sociedad, o planteando que si cumples normas te salvas, ahí la gente nos va a seguir por miedo o se va a ir.
-¿Qué le parece la actitud del Papa Benedicto XVl?
-Ha tenido una actitud muy clara respecto del tema de los abusos sexuales. Tenemos que ser justos y valorar mucho lo que ha hecho para evitar que se oculte este tipo de situaciones. Es un Papa muy inteligente y bien formado, que se da cuenta que hay cosas que son debatibles y otras que no, y creo que se ha dado cuenta también que aquí se está jugando lo principal de la Iglesia Católica, que debiera ser un vehículo para acercarse a Dios y no ser un estorbo para ello.
4 Giterani
Cinco horas de camino, en que no hay nunca basura ("acá nada sobra, no existe la basura") y llegamos a Giterani a conocer uno de los proyectos emblemáticos de JRS Burundi. Oficialmente se llama "seguridad alimentaria", pero informalmente "educación agrícola" (ver recuadro). Para no hacerlos dependientes de la ayuda de las ONG, al padre Calleja se le ocurrió enseñarles a cultivar mejor la tierra, con técnicas agrícolas modernas y un innovador sistema: se les entrega una cabra JRS (que tiene una marca en su oreja), a condición de que tengan el corral y que hagan compost con su excremento, que es un excelente fertilizante. Monitores burundeses, vecinos de ahí mismo que trabajan para JRS, les enseñan cómo mejorar el cultivo de una tierra agotada por el maltrato con ese abono, y a la vez cómo cuidar a las cabras para que tengan crías sanas. Cuando tienen la primera cría, se la dan a otro vecino inscrito en el programa, en una cadena de solidaridad. Ya se han repartido 30 mil cabras. Es así como familias de personas desnutridas, que comían una vez al día, han pasado a ser agricultores efectivos, que aumentan por 10 la cantidad de sus cultivos (té y café son las más valiosas, pero la mayoría siembra maíz, porotos, algo de arroz, mandioca, plátanos, sorgos), pudiendo vender lo que no consumen, y administrando las cabras, para su leche, carne, crianza. Pasan a tener pan, planes, futuro. Y romper el círculo de la miseria con su propio trabajo. La mayor fuente de ingresos de los burundeses proviene justamente del cultivo de pequeñas extensiones de tierra.
Estamos ahora en una reunión del staff antes de partir a las colinas a ver a los proyectos. El padre Berríos conversa en swahili con los monitores JRS en las colinas, un poco en inglés y un chapuceo en francés. Son los monitores, la gente que les enseña y les ayuda en sus aprendizajes, los que están ahí para lo que requieran. Pero, eso sí, deben cumplir sus deberes, el compost, cuidar las cabras, y seguir la cadena de solidaridad.
Después, el padre Berríos pasa la noche en la casa del párroco de la zona, una casa sencilla, con lo mínimo, sin agua ni luz. Hay fotos de la madre Teresa y de obispos del lugar. Un joven de unos 15 años cocina a leña. Los mosquitos revolotean (se supone que los de la malaria se activan solo entre 4 y 6, am y pm), y la luz cede a un atardecer anaranjado.
El joven de 15 años sirve arroz y zanahorias y se va.
-¿Supo que miles de jóvenes en Chile salieron a protestar contra Hidroaysén?
-Sí, supe y valoro que se involucren en su país, pero se les creería más a esos jóvenes si como verdadera protesta disminuyeran su consumo eléctrico, de celular, de ropa, de autos... si reparan sus cosas en vez de reemplazarlas por la última moda, y que se cuestionen qué es lo que verdaderamente necesitan y moderen su consumo. Mira aquí el contraste. Eso sí que sería una protesta efectiva. ¿Has visto algún letrero de Greenpeace o alguna ONG ecológica aquí entre los hambrientos de Burundi? Me parece absurdo que gasten millones de dólares para enfrentar a un barco ballenero pero ante un niño que muere de hambre no hagan nada. Para mí ese niño vale más que una ballena. En Chile tenemos 33 mil familias sobreviviendo en campamento y para mí ellos valen más que la Patagonia.
-Pero no son objetivos excluyentes...
-No son contrapuestos y no debieran serlo. Pero es desconcertante que 40 mil personas protesten por la Patagonia, y nadie proteste cuando el Presidente dice que los campamentos ¡se acabarían el 2020! Eso sí que es un escándalo, especialmente con un país creciendo como cohete. No se escuchó -ni en el gobierno pasado ni en éste- la propuesta del senador Pablo Longueira: poner un ministro plenipotenciario. Está todo dado.
-¿Qué falta, entonces?
-Mira, si nos hubiéramos guiado por lo que el mercado y las cifras decían, los 33 mineros se hubieran quedado enterrados. Creo que el Presidente Piñera se hizo Presidente de todos los chilenos cuando no escuchó eso y se la jugó por usar todos los recursos, toda su inteligencia, por salvar a los 33. Y hay que reconocerlo con todas sus letras: gracias al arrojo de Piñera es que se salvaron. Fue una emoción tremenda lo de los mineros. Su actitud habla de lo que es el pueblo chileno, que no mendiga ni pide favores. Por eso que fue muy loable el arrojo del Presidente y debiera aplicarlo también con los campamentos. Lo que dijo Longueira es la clave. Si no, estaremos dando la señal a los desesperados de que seguir el camino legal no conduce a nada...
Y agrega riendo: "Quizás cuando Longueira sea Presidente se logre".
5 En las colinas
"Tú me preguntabas por qué estoy aquí. Bueno: aquí estamos entre los más excluidos del mundo. Y ha sido un sistema el que ha producido esto, uno que va dejando atrás a personas y países como éste, y que se queda con los mejores entre comillas. Creo que la insatisfacción que se ve en Chile y en el mundo desarrollado, esa sensación de vacío, es porque estamos viviendo los estertores de un sistema de mercado individualista y machista, que ve el éxito y la eficiencia excluyendo a los débiles, los lentos, los gordos, los feos, los viejos, los pobres, los enfermos, a las minorías... Eso ha hecho que no seamos felices y que estemos llenos de miedos, porque va a llegar el día en que yo voy a ser del grupo de los excluidos, por enfermo, viejo, lo que fuera. ¡Cómo sufren los papás con los hijos que maduran más lento! Porque quedan fuera del sistema.
-¿Cuál es la salida que ve?
- Tenemos que feminizar, en el sentido de humanizar, el concepto de eficiencia y de éxito. Que no es llegar primero, sino que llegar con todos. Y dejar atrás el machismo, que daña tanto: los hombres viven compitiendo, algunos abusan de las mujeres o las maltratan, o se transforman en un hijo más, o sea, en un cacho, para ellas. Porque todavía no saben ser compañeros, compartir la vida de igual a igual. Y las mujeres están agotadas porque tienen que rendir en la casa, con los hijos y en el trabajo, y además las hacemos sentir culpables. Pero es cosa de ver que la presencia de una mujer altiro significa la protección al más débil, la inclusión. Estoy seguro de que viene una nueva era.
Una hora y media de camino de polvo, saltos y baches que el chofer de JRS, Agustine, sortea con astucia. Estamos en un restorán del pueblo, el único, pero que hoy no tiene comida. Sólo Coca cola o Fanta de limón, tibia. La destapan, mientras cuelgan atrás una cabra destripada, y no hoy precisamente, para hacer "brochettes". Veinte moscas revolotean.
"Mira la pobreza de esta gente, no tienen nada y ¡están felices porque tienen una cabra! O comieron esta carne, que no comen jamás. Acá no andan ansiosos, ni estresados, ni apurados ni mal genio, la familia es todo y la vida, un regalo. Aquí uno se cuestiona mucho. No estoy en contra del desarrollo, pero no es sólo sinónimo de carreteras y celulares. ¿Producimos en Chile para tener plata y cosas sin límite o para ser más felices, cuidar y estar más en familia, tener un país menos desigual? La confusión de fines con medios nos ha desordenado la vida y nos llena de infelicidad. Yo invitaría a la gente en Chile a gozar lo que tiene, sin ansiedad por tener más: cuando uno aprende a disfrutar, está dispuesto a compartir sus privilegios en vez de seguir acaparando. Y así es más feliz".
-¿Qué actitudes de la sociedad chilena nos alejan de esto?
-El nivel de segregación social, clasismo, exclusión y de miedo o desprecio al otro que hay en Chile no se ve ni en África. Mira, aquí uno vive como en la Edad Media, mientras Occidente vive el siglo 21. Esta misma sensación tengo cuando pienso en Chile: hay algunos que viven en el primer mundo, pero una gran cantidad todavía está en el tercero. Y me angustia que eso para algunos sea un problema ajeno y que en vez de luchar por un país más justo, vivan preocupados de ganar más y más plata, comprarse el auto último modelo, helicópteros, ir a veranear a los lugares de moda, hacerse la cirugía plástica para verse como lolas para siempre... Les da miedo subirse al metro y no saben dónde queda la Plaza Italia. Eso no puede ser. No se dan cuenta que pueden estar encendiendo un fósforo en un polvorín. Y, en el fondo, los más insatisfechos son ellos. Pienso que la Iglesia, aún herida como está, tiene mucho que decir con su Buena Noticia, que le da sentido a la vida. Tenemos que ser los primeros en mostrar la austeridad como un reflejo de quien tiene su vida plena y no necesita llenarse de cosas para compensar sus inseguridades sociales o sicológicas. Volvamos en Chile a la vida sencilla de antes, y dejemos de actuar como nuevos ricos.
6 Kibimba: un Infocap para África
Jean Claude, burundés, sonriente, de aire muy profesional, es su mano derecha allá. "Ça va?, Philippe", le dice en francés, y Berríos le contesta en inglés. Con su nuevo cargo no le quedará otra que aprender el idioma, que ahora entiende pero no habla.
-Esta es la rotonda, aquí recibiremos a la gente- muestra la recepción a los burundeses que vendrán aquí a aprender técnicas agrícolas, pero mucho más.
-Ahora sí que quedaron bien- le dice a Jean Claude sobre las duchas. Muestra las piezas, todas iguales, para curas, monitores, invitados. Ha dibujado desde los planos generales, el edificio, alcantarillado, electricidad, hasta cada mueble que va adentro. Meses y meses para dar vida a este gran centro, que brillaría en Chile, sólo hay que imaginar lo que es en África. Es un Infocap multiplicado por 4 o 5, unos 2500 metros cuadrados que ya están construidos, cinco edificios, en un terreno de 14 hectáreas en una zona pobrísima. Será ahí donde el padre vivirá desde septiembre, cuando la obra esté completamente lista. 500 personas han trabajado en esto, construyendo por meses. La obra gruesa está terminada. "Ha sido financiado con muy importantes aportes de chilenos y eso me enorgullece"- dice bajo un sol africano demoledor.
-Mira, y más allá- muestra el bosque- quiero hacer el museo del que te hablé.
Está entusiasmado como niño. Vibra con cada detalle, con los cursos que le dará a la gente, con la vida que habrá acá, en este pueblo perdido en las montañas.
"JRS tiene esa gracia: no es una entidad que simplemente reparte cosas, sino que se involucra y esa es una diferencia. Toda la plata se gasta en beneficio directo de la gente. El proyecto de las cabras y las técnicas de cultivo modernas ha crecido mucho y por eso ahora se necesitaba un edificio como Kibimba, para ir a la fase siguiente. La idea es que aquí vengan a clases más largas e intensivas, que se queden a dormir matrimonios jóvenes, y que además de saber más aún de cultivos y ganado, aprendan de otras cosas. Que sea una apertura cultural, social... Un gran centro comunitario y de aprendizaje, en una zona donde no hay ni siquiera una plaza. Así nace Kibimba". Su sueño es que sea un espacio para que la gente se vaya reuniendo, creando un tejido social, y que vayan conversando sus problemas. Tendrán a unas 50 personas alojando cada vez, además de los monitores y el equipo, y gente que podrá venir a ver una película, una exposición, a conversar. "Parte de su subdesarrollo es que no se juntan a ver cómo solucionar solos sus problemas. Yo soy de la teoría de no regalar. Humilla, te hace dependiente. Hay que comprometerse con ellos, pero no hacerlos dependientes ni sumisos. Ser pobre no es ser tonto. Tienen las capacidades, pero no las han podido desarrollar".
Recorriendo su pieza, cuenta que se instalará aquí por completo, combinando con visitas a los demás lugares donde JRS tiene el proyecto social agrícola como Giterani o Giharo. "Yo creo que uno tiene un estilo que trataré de aplicar, de ser un cura cercano y hacer vínculos profundos. Aquí hay sospecha del blanco, entonces hay que ir de a poco. Por ejemplo, quiero hacer un taller de bicicletas, porque es el único medio de transporte. Así uno empieza a conocerlos. El trabajo manual es tremendamente universal, como la sonrisa. Por ahí me voy a meter".
A la vuelta, a la deriva del camino, una postal de aquí: no existen caballos ni bueyes ni perros, son caminantes eternos: los viejos con bastón de palo, los niños a pie pelado, las mujeres erguidas y llenas de cargas caminando mientras -machismo mediante- los hombres pasan al lado en bicicletas chinas, con ladrillos y madera. Sin decir nada. Ni pedir. Ni rogar. Es un destino que aceptan. Un destino de manos callosas, huesos prominentes, hambre en el estómago, la familia, la religión y la sonrisa como único refugio.
"Jóvenes chilenos me han escrito para ofrecerse a ayudar acá y sería posible, pero se requieren mínimo dos años y hablar francés", cuenta Berríos.
7 Final: "Dios dirá hasta cuándo"
Hoy, domingo 5 de junio, ha cumplido un año desde que partió de Chile y, sin quererlo, los pasará en la misa del padre Calleja, en las afueras de la ciudad. Salen a las 6:45 hacia allá. Al llegar, ya están adentro casi todos. Cantan con ganas y los acólitos bailan efusivamente. La iglesia está llena, todos con su mejor ropa, aunque sea a pie pelado. Pañuelos rojos, negros, naranjas, fucsias...los colores de África en sus cabezas, ropas, mirada. El padre predica en Kirundi, la gente se emociona. Los bendice al final de una hora y media de misa, en que nadie parece apurado por irse: al revés. A la salida, se acercan a los sacerdotes para darles la mano, a la manera de Burundi, con la otra mano en el codo. Calleja contesta en en kirundi, Berríos en swahili.
Unas horas más tarde, preparará su mochila para partir de viaje al Congo y Ruanda, arreglará el motor de su ducha, escribirá algunas cartas y revisará detalles de Kibimba.
-¿Hasta cuándo estará acá?
-Yo nunca pensé en venirme por un período fijo. Al comienzo dije que era para siempre, pero eso sonaba muy agresivo, como si Chile no me interesara... Pero claramente yo no estoy pensando en quedarme dos años. No vine a hacer "turismo social", sino a meterme a fondo y eso toma años.
-¿Cuántos?
-Uno tiene que estar en los lugares mientras haga falta. Dios dirá.
Son las 5:30 y comienza a caer el sol. A través de su pasillo se ve el atardecer naranja y gris sobre el lago Tanganica. Luego, los pájaros se callan, los insectos se despiertan, los cantos de las monjas aún reverberan. Pronto será la hora de su sopa y té con Tony. Quizás queso y tostadas, quizás leer algún libro si no se corta hoy la luz.
Mañana partirá a la casa JRS del Congo, al lado de un campamento de refugiados, antes de que salga el sol.
Pero ahora cae la oscuridad y el silencio africanos.
Sus días en África
"Es una experiencia súper fundante. Seríamos tan distintos los curas si todos pasáramos por esta experiencia al menos un año: no predicar, sino escuchar a los demás. Uno comprende a tantos pobres que no tienen palabra ni opinión y que nadie les consulta". Aquí, en Bujumbura, donde vive hoy, y en Kibimba, su escuela agrícola, donde además de enseñar espera construir lazos comunitarios entre la gente.
Mi cabra vive en Burundi
Una campaña realizada en Alemania en beneficio de JRS Grandes Lagos recolectó miles de euros para comprar ganado para el programa de seguridad alimentaria, bajo el lema "mi cabra vive en Burundi". Niños de todos los colegios fueron invitados a juntar los 30 euros que vale una cabra. El éxito fue impresionante Si en Chile los niños o adultos, instituciones o individuos, quiere ayudar a la Granja Escuela de Kibimba, ya sea por una campaña similar a la de la cabra o directamente, puede depositar su ayuda en la cuenta 63-94683-4, del Banco Santander (de la Orden Religiosa Compañía de Jesús, Padre Felipe Berríos -África, Rut: 70.072.300-3) y enviar un mail a granjaescuela kibimba@gmail.com
Paula Escobar Chavarría. Desde Burundi.

jueves, 21 de abril de 2011

Tan Joven y Tan Viejo

Lo primero que quise fue marcharme bien lejos
en el álbum de cromo de la resignación. 
Pegábamos los niños que odiaban los espejos, 
Guantes de Rita Hayworth, calles de Nueva York.
A penas vi que un ojo me guiñaba la vida, 
le pedí que a su antojo dispusiera de mí. 
Ella me dio las llaves de la ciudad prohibida. 
Yo todo lo que tengo, que es nada se lo dí. 
Y así crecí volando y volé tan deprisa 
que hasta mi propia sombra de vista me perdió.
Para borrar mis huellas destrocé mi camisa,
confundí con estrellas las luces de neón.
Hice trampas al pocker.
Defraudé a mis amigos.
Por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo,
más de un beso me dieron y más de un bofetón.
Lo que sé del olvido lo aprendí de la luna.
Lo que sé del pecado lo tuve que buscar
como un ladrón debajo de las faldas de algunas
de cuyo nombre ahora no me quiero acordar.
Así que de momento, nada de adiós muchachos.
Me duermo en los entierros de mi generación.
Cada noche me invento.
Todavía me emborracho.
Tan joven y tan viejo, like a Rolling Stone.

jueves, 24 de febrero de 2011

Abusadores y abusados

El viernes pasado parte de la comunidad católica chilena fue remecida con la condena que el Vaticano realizó al sacerdote Fernando Karadima, considerado culpable de abuso contra menores de edad, delitos de naturaleza sexual con violencia en adultos y abuso de autoridad. El religioso fue sentenciado a una vida de oración y penitencia, y se le ordenó alejarse de la comunidad de fieles de la parroquia El Bosque.

En su columna diaria, Tomás Mosciatti, de nuestro medio asociado Radio Bío-Bío, se refirió al abuso, señalando que no sólo es posible verlo en el "caso Karadima", sino en los excesivos cobros de intereses que impunemente realizan las multitiendas, en los proyectos de imponer cinco centrales hidroeléctricas en la región de Aysén, en lo que ocurre en Atacama con la central termoeléctrica Castilla y en el proyecto de explotación minera en Isla Riesco.


"Esto es abusar de nuestro territorio, que no sólo es de nosotros sino también de los chilenos que vienen", señaló Mosciatti. "También abusamos del mundo, cuando nosotros en Chile aumentamos la emisión de gases invernaderos en forma descomunal", añadió.

Continuó refiriéndose al abuso que hace la Fiscalía Nacional Económica al permitir y ayudar a la fusión de las aerolíneas Lan y Tam, medinate un acuerdo secreto con LAN que excluye por completo a las organizaciones que representan a los consumidores, a pesar de que han manifestado querer participar.


"Es un abuso los que usan información confidencial, aquellos que cometen delitos de cuello y corbata, paguen una multa y nunca vayan a la cárcel", dijo.

Y prosiguió diciendo que también "es abusivo que el presidente de RN se transforme en
senador sin haber recibido ningún voto". Así como"es abusivo que los intendentes no sean elegidos por sus gobernados y que sólo respondan al Presidente".


"Todos ellos confían en nuestra indeferencia, y hasta ahora han tenido razón, son muchos los abusadores, no solamente Karadima. Pero hay que tener valentía para denunciar, denunciar hasta el cansancio, porque en una de esas son condenados también ellos... aunque sólo sea a una vida de oración y penitencia", concluyó Mosciatti.